domingo, 15 de septiembre de 2013

Juego sucio

Subí a horcajadas sobre su regazo y le abrí mi pecho para que pudiera descansar su cabeza sobre él. Lloró lágrimas guardadas, con caudal constante y sollozo ahogado en una piel que siendo extraña, siempre consiguió confortarle. Deseó por un momento meterse dentro de mí, hacerse un hueco entre mi vena cava y mi arteria aorta, a sabiendas de  haber elegido el sitio equivocado.
El juego sólo ha de jugarse si se respetan las  reglas… No me gusta ser rival ni árbitro, menos ambos a la vez. Aún así... ¿qué tendría de especial si de vez en cuando no se jugase sucio?